A pesar de que en la actualidad la amplia difusión de la Psicología ha repercutido en la forma de ver los problemas de salud mental no deja de ser cierto que existen diversas conductas erróneas que se pueden mantener ante problemas como la ansiedad y que voluntaria o involuntariamente prolongan y perpetuar la estigmatización, además de producir un retraso en el abordaje profesional. Sólo hay que echarle un vistazo a las búsquedas en internet sobre esta enfermedad, predominan términos como autoayuda ansiedad, ayuda ansiedad o ayuda ansiedad y depresión. Ver a un ser querido sufriendo de ansiedad es duro, como lo es para el paciente sentirse indefenso.
Vamos a citar aquí algunos pensamientos comunes que tienen las personas con ansiedad y explicaremos cómo percibirlos correctamente para que podamos ayudar a esa persona en lugar de sabotearla involuntariamente.
“Me siento fatal y os estoy complicando la vida”
A veces, cuando no entendemos bien en qué consiste la ansiedad se puede llegar a pensar que la persona ansiosa es una persona “egoísta” o que se preocupa por “tonterías” cuando pase eso hemos de darnos cuenta de que cualquiera de nosotros es susceptible de sufrir ansiedad, que es un estado extraño y avasallador, un estado capaz de hacer sentir culpable a quien lo padece por “aguar la fiesta” a los que tiene alrededor, las expresiones más adecuadas serán las que transmitan comprensión y empatía por la situación del otro, debemos recordar al afectado que es un estado temporal del cual se puede salir, así como remarcar y felicitar por cada pequeño avance , por el contrario lo peor que podemos hacer es caer en el uso de generalizaciones o reduccionismos, hay que evitar decir frases como “hay gente que tiene muchos más problemas que tú” o “¿de que te quejas con lo bien que vives?“.
“No se como parar de tener ansiedad”
Es una de las quejas más comunes, en especial cuando la ansiedad va a acompañada de respuestas psicosomáticas, la cuestión es que realmente el sujeto que sufre ansiedad difícilmente podrá abordar su problema sin ayuda, existen abordajes psicológicos cognitivo-conductuales con eficacia comprobada, y un trabajo a realizar si se quiere realmente desenredar esas secuencias de pensamientos, conductas y emociones que abruman a la persona, no hay soluciones milagrosas, ni siquiera el uso de la psicofarmacología producirá más que un alivio temporal de los síntomas, todo ello son paliativos, pero se hace necesario un trabajo psicológico adjunto como primera línea de abordaje.
“Estoy continuamente tenso, como si fuese a pasarme algo”
La ansiedad produce una sensación de amenaza difusa y general, una incertidumbre constante que se termina generalizando hacia el mundo, hacia el sujeto mismo, y hacia los demás, de este modo se puede llegar a un estado en el que un hecho cotidiano (una reunión, un examen, un paseo por la ciudad) puede producir una respuesta ansiosa en la persona afectada que sobrepase toda explicación lógica, perpetuando el estigma asociado a estos trastornos.
“No me encuentro bien, creo que va a darme un ataque al corazón, me voy a desmayar, o me voy a volver loco”
Son tres de las frases más repetidas, es lo que se siente y se siente de verdad, cuando se está sufriendo un ataque de ansiedad, no hay que menospreciar las posibles complicaciones médicas subyacentes añadidas, pero cuando esto está asegurado y cubierto el hecho de ignorar el factor psicoeducativo y el acompañamiento profesional del psicólogo supondra el desconocimiento de las pautas correctas a aplicar en estas situaciones, lo que puede llevar a la repetición de los ataques de forma azarosa, lo cual termina generando miedo a los propios ataques, pudiendo aprisionar a la persona en círculos viciosos muy nocivos (por ejemplo tener que acudir al hospital cada vez que tengo un ataque de ansiedad y cada vez tener más ataques) que además llegan a “quemar” al círculo social y familiar del paciente, llevando a un estado de indefensión cada vez más elevado, y una vida con una libertad de acción cada vez más reducida y limitada.
“No me siento capaz de hacer nada”
La sensación de ansiedad es paralizante, debemos pensar que en ese instante la persona afectada sólo percibe amenazas, todas abrumadoras y cada vez más agotadoras, da igual los mecanismos de huida, evitación y paralización que ponga en marcha, la sensación persiste porque no se limita a una situación o a un miedo en particular, si a esto le sumamos la angustia física que se puede sentir, el resultado es una disminución de la capacidad de concentración, lapsus de memoria (la ansiedad bloquea el procesamiento correcto de la información) y una sensación de bloqueo que puede extenderse durante largos periodos.
“No puedo hacer xxxx”
Uno de los sesgos más comunes del pensamiento humano es la tendencia a otorgar a las conductas que nos son desagradables en los demás a algo intencionado por su parte, mientras que demasiadas veces asumimos las positivas como fruto de la suerte, o el azar. El “es que no le da gana” o “no está luchando para salir de esta” son explicaciones sobresimplificadas y completamente injustas que no solo fomentan el retraso del abordaje profesional, sino que añaden una culpabilización cruel sobre la persona afectada que en nada va a ayudarle en su recuperación.
Si necesitas saber más, consulta nuestro artículo sobre la ansiedad o ponte en contacto con Psicólogos Zaragoza.